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Soy la chica de las bagatelas. Era niña bagatela hasta que el hombre chispa llegó al supermercado.
Qué niña más rica, dicen babosos y babosas al llegar al anclaje de los carritos. Y yo dedico una sonrisa angelical a cada baba.
Llegó él y me dijo tú serás una bagatela en mi ciudad de chispas. Y yo feliz afilé mis uñas y mis dientes, sobre todo mis colmillos, y sonreí descontrolada y salvajemente.
Erosiono a las cajeras, solo el hombre chispa comprende.
Cuando llegan mascotas corro hacia las puertas de cristal de la entrada y a modo de saludo extiendo uno de mis pies para ver feliz el aterrizaje.
Mantengo mis uñas y mi dentadura intactas porque algún día me cambiaré de supermercado y me trasladaré a ciudad chispa con hombre chispa.
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-Vuelve fue la última palabra que oí antes de subir al tren que me trajo a esta tierra. Sueño con ella, vuelve, vuelve. Podían haber pronunciado regresa, que suena más repetitivo por el ‘re’, pero se ve que no quisieron repetirse ni en mi despedida –explica chica chispa a las cajeras.
-No vayas a rayarte con eso – aconseja una de las cajeras.
-Es lo malo de dominar varios idiomas, que entiendes todo lo que te dicen – añade otra.
-Pero luego están las aguas subterráneas y me pierdo –se lamenta chica chispa.
-¿Qué aguas subterráneas? –pregunta la cajera.
-Las de las palabras… ¿o estáis sordas?
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Derek no sabía la verdad o si la sabía era otra muy distinta. Bah, a medio camino de la filosofía, os regalo el libro, en la vida volveré a leerlo.
-Pues si es de filosofía, no lo quiero –dijo la cajera a quien chica chispa entregó el libro-, ¿para qué ha de servirnos aquí la filosofía?
-Para todo y para nada, querida. ¿Podrías explicarme este extracto del mundo en que vivimos, con carritos tan bien alineados, con las distintas secciones tan pulcramente dispuestas y ordenadas en estanterías?
-Mañana me calzaré árboles, pies de abeto.
-¿Ves para qué leemos libros?
-¿Acaso vamos a interpretarnos o a respondernos?
-Vale, no leeremos más libros. Los grabaremos y los oiremos mientras duren la clases de patinación.
-¿Patinación?
-Sí, sí, patinación, y si no sabes qué es pregúntale a hombre chispa que es como un libro abierto. ¿Sabes? Un libro que se abre y permanece abierto, pero igual un viento fuerte lo cierra y entonces será un libro abierto y cerrado.
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Identifíquese usted. Identifíquese como una lechuga, como un pollo frito o como una zanahoria, pero identifíquese, y recuerde que está en la sección de frutería. Es obligatorio ponerse los guantes y si tiene escafandra colóquesela también. No recorra los pasillos como si fuera un niño en patinete. Avance. Avance. No deje su carrito parado junto a otros muchos carritos, es algo subversivo, puede usted provocar accidentes circulatorios graves para la locomoción de las personas, piense en los pies y las piernas de los ambulantes de pasillos.
-Por dios, que se calle de una vez esa cotorra de altavoz.
-Una señora muy sensible de oído se fue a toda prisa con las manos en la cabeza tapándose los oídos porque el altavoz la ponía loca. Esa voz de orden es más peligrosa que mis carritos en desorden por los pasillos.
-Por dios, reunámonos en silencio hasta que la voz vigiladora se calle.
-Sí, sí, o que nos cante un gregoriano o un pasodoble o una angustia vital de Brel pero que deje de dar órdenes acumulativas.
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Gracias, MJ. En La ciudad sinnombre.