GASOLINA, SANGRE Y FUEGO

Barcelona, lunes 19 de marzo de 2007 (21:03)

 

Si os pitan los oídos, colegas trepas, aspirantes a la administración vestidos de creatividad, de academia o de periodismo, autodenominados consultores y demás, soy yo, que os he puesto hoy a bajar de un burro a la hora de comer, no preocuparse. Nos hemos choteado de vuestra frustración, de vuestros tejemanejes y de tan poco talento. Ha sido divertido rememorar vuestras riñas por un pedazo de carroña, como siempre que se habla de los que no están, como una sesión de generación de fantasmas, con esas apariciones autoinducidas. Dicen que en las sesiones de ouija la alucinación colectiva más recurrente es siempre ver mariposas y moscas sobrevolando la estancia; pues igual: mariposones y moscardas. Seguro que ustedes han oído hablar de la de cocaína y putas que cuesta vender un programa a la tele, por ejemplo. No es ningún mito, es algo que se da. Habrán oído

también acerca de los premios “del público” que otorga este o aquel festival a un largometraje. Eso sí suele ser un mito, eso muchas veces es una diplomacia o un convenio guapamente, como los concursos literarios. Y subiendo. Ya me dirán por qué saco el tema si luego no soy capaz de inmolarme con nombres y apellidos, pero, en fin, que algo relaja, que la bilis no la quiero y la dejo aquí como si fuera cosa vuestra, cuando es mi hígado y mis circunstancias. También nos hemos reído un poco de las personas que comen oligoelementos, es verdad, pero ahí no hay ardides, ahí hay una sandez existencial que no sé qué es peor.

 

 

 

Fragmento de

Rubén Lardín, "Imbécil y desnudo", Ediciones Leteo, col. Relojero de Benaguás, León 2008. Edición al cuidado de Alberto R. Torices.

 

 

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